martes, 17 de diciembre de 2013

PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ RESEÑA BAJO EL SIGNO DE LOS DIOSES DE F. MORALES LOMAS

PUBLICADO EN EL BLOG DE PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ. PRÓXIMAMENTE SE PUBLICARÁ EN LA REVISTA DOS ORILLAS

http://palomafernandezgoma.blogspot.com.es/

martes, 17 de diciembre de 2013





BAJO EL SIGNO DE LOS DIOSES  de Francisco Morales Lomas. Alcalá Grupo Editorial. Jaén 2013.
Por Paloma Fernández Gomá
Francisco Morales Lomas. Poeta, narrador y ensayista es una de las  voces más  representativas de la  literatura andaluza del momento. En  esta ocasión hablamos de su última novela,  BAJO EL SIGNO DE LOS DIOSES editada por Alcalá Grupo Editorial. Alcalá la  Real (Jaén) 2013.
Bajo el signo  de los dioses fija  su acción el  los siglos XVI y XVII, época que  vaticinaba el  declive de un tiempo, condenado a desaparecer por los excesos y corruptelas de  todo  tipo, que tienen lugar  en el reinado de Felipe III y de su sucesor Felipe IV. Tristes fueron estos años, donde  los validos, trepadores  y corruptos,  partiendo  de cero se encumbraban a los  puestos más privilegiados. Entre la abundancia se dan las más sórdidas  represalias por quienes  se dedican  a estos  desmanes, que son el “pan nuestro“ de cada día.
Este sería pues, el marco de la trama  donde se desenvuelve  la novela de Francisco Morales Lomas, haciendo  uso de un lenguaje ágil y matizado, en el contexto del tiempo en que se narra la acción; de esta forma se van  mezclando  realidad  con ficción,  llevando así  a escena a los  grandes escritores de aquel tiempo: Lope de Vega o  Miguel  de  Cervantes Saavedra, cuya obra  más  insigne El Quijote es lectura de algunos de los  personajes de la novela. Don Francisco de Quevedo o Luis de  Góngora conviven en virtud  de  la  trama  desarrollada  en Bajo  el  Signo  de los  dioses, con la emperatriz María.
Los personajes ficticios como  Leopoldo del Prado toman protagonismo  junto  a los reales, desarrollando  así  acciones que  reflejan en el transcurso de la novela  todo un tapiz de  matizaciones  que  entre lo  real y lo  imaginario van cautivando al lector, llegando a mezclar, de forma precisa,  hechos acontecidos con pura ficción; para reconducirnos desde la pericia del autor a la realidad que actualmente se  vive  en España.
El libro  comienza con la  muerte del marqués de Siete Iglesias, Rodrigo Calderón, nacido en  Amberes y  valido del duque de Lerma,  para más datos amigo  del ficticio  personaje Leopoldo del  Prado.
Rodrigo  Calderón,  hombre  de  carácter insolente fue  odiado por  los enemigos del duque de Lerma hasta conseguir mermar  su influencia, pero siempre fue amparado por el duque que veía en  Calderón una baza imprescindible  para sus objetivos.
La  muerte de Felipe III, la subida al trono de  su heredero Felipe  IV y la aparición en escena del conde  de Olivares forman parte del contenido del  capítulo II del libro  que nos  ocupa,  donde  también se  habla del comienzo de  la  vida  y obra del  personaje Rodrigo Caderón, marqués de  Siete Iglesias y conde de la  Oliva  de Plasencia.
El encumbramiento de Rodrigo Calderón,  ya en le capítulo  IV del libro, supone  la narración  de una serie  de acontecimientos  descritos  para enmarcar  la  personalidad de  dicho sujeto;  donde  podemos  leer:  Desde entonces, el que sería duque de Lerma y privado del  rey Felipe III, no daría un paso sin Rodrigo, convertido con los  años en el factótum de todas las estafas y marrullerías del duque. El tiempo lo fue cambiando  y el poder lo  fue corrompiendo.
Los siguientes capítulos  del libro: El duque de Lerma. Año 1595 y Dios los cría ellos se  juntan, narran una  serie de  aconteceres que van imprimiendo la corruptela  secular  de su tiempo,  acomodada al  buen pasar  de quienes apoyaban, inducían y miraban  hacia  otro lado, que de esta forma también contribuían a lo mismo.
La vida en la  corte de Valladolid  integra el capítulo VI, para dar paso a Miguel  de Cervantes llega a Valladolid, capítulo VII, donde podemos  leer:
Las nieves cubrían casi todos  los  caminos y a  duras penas podíamos adentrarnos por la embarradas sendas que las casi  invisibles carretas dejaban porque la  nieve lograba ocultarlas rápidamente. Arrebujados  mi amigo Pablo de  Cijuela y yo en nuestras sucias ropas, avezábamos en la tarde ansiando alcanzar la Puerta del Campo antes de que  llegara el  fin  de la  jornada.
De las argucias de los validos, de sus tramas y conjuras serán los capítulos siguientes,  VIII y IX.
Mas luego en  el capítulo X La caída de los dioses podemos  leer:
El enriqueciendo  de Franqueza y Ramírez del Prado había sido tan descarado y en  tan  poco  tiempo que era  una  bofetada al buen  gobierno y, sobre todo,  a Lerma,  que  confió en ellos para  enderezar la  hacienda. Lo  que   no  sabía Lerma es que la hacienda que estaban enderezando  era la propia.
En Asesinos sueltos, capítulo  XI de  la  novela, entra en acción Francisco Juara, quien  conoce a Rodrigo  Calderón y llega a decir:  mientras escribo estas acaso  últimas letras de un momento a otro los fieles de Rodrigo calderón vendrían a por mí  y, si no  logro llegar a tiempo alujar previsto o incluso aunque llegara, mi  vida  habrá  tocado a  su fin.
Nadar y guardar la ropa, La muerte de  la  reina Margarita, El regreso, De peleas  y decesos, son otros de los apartados, junto a:  El fin del duque de Lerma,  donde podemos leer:
Habían cambiado  ya mucho  las  cosa,  sin duda, y aquel despotismo del  duque  de Lerma y su criado Calderón estaba tocando a su término a pesar de que   ahora trataran de apoyarse en Gabriel  de Trejo con el que habían logrado una  gran victoria  al colocarlo  como  cardenal en Roma. Desde allí Trejo  lanzaba proclamas a favor de  Calderón afirmando que era necesario cédulas  con las que exonerara al  de Amberes y que   acabaran con la tempestad que tanto lo asediaba.
El duque de Lerma  llega a ser desposeído por el  rey, pese a lo cual pide para  Calderón el arzobispado de  Toledo ante  las  risas del soberano. Lerma es nombrado cardenal y entra en escena Baltasar de Zúñiga.
Ya en el capítulo XVII de nuestra  novela se entra de lleno  en la  caza  y captura de Rodriga Calderón.
El de Zúñiga y el  conde de Olivares se conjuran contra Calderón, que se ve sin apoyo alguno  y al  final es ejecutado en Plaza Mayor de Madrid.  Hechos que son narrados  en el  capítulo XIX donde el libro toca a su fin.
Podemos leer:
Un  momento  antes de que la comitiva con Rodrigo Calderón hubiera llegado al  cadalso, se había presentado en este el padre fray Gregorio  de Pedrosa flanqueado  de dos  frailes y dos alguaciles de corte. El  padre  Pedrosa subió al cadalso y esperó la  llegad el cortejo.
Al alcanzar la  Plaza de nuevo  uno  de los  pregoneros repitió la noticia:
“Es la  justicia que el  rey nuestro señor mandó hacer a este hombre por haber ordenado matar a otro alevosamente y por ser culpable de la muerte de de otro  hombre,  y por todas las demás cosas por que está condenado contenidas en la sentencia que le manda degollar.
Estas palabras  figuran en el último capítulo donde se concluyen los avatares de quienes guiados por la codicia sembraron el desequilibrio social, la muerte,  la extorsión, la  mentira y la codicia en una España que ya empezaba su declive. Retrato  que quiere mostrarnos Francisco Morales Lomas, para reconducir nuestras miradas hacia una  firme  reflexión sobre los momentos que estamos  viviendo.

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