jueves, 14 de octubre de 2010

MORENO AYORA ESTUDIA A ORTEGA PARRA POR MORALES LOMAS


El catedrático Antonio Moreno Ayora es uno de los críticos andaluces más sensatos y rigurosos del panorama actual. Desde la atalaya de su residencia en Puente Genil actual este profesor nacido en Iznájar viene desarrollando una labor callada desde hace muchos años. Miembro correspondiente de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, y profesor de la Universidad de Córdoba, ha profundizado como pocos en la narrativa y la poesía actual desde sus colaboraciones en Cuadernos del Sur de Diario Córdoba y, sobre todo, en obras como “El léxico del vino en Ricardo Molina” o “Textos críticos de literatura andaluza”, pero también en el ensayo lingüístico: “Sintaxis y semántica de cómo” o “La negación en español. Sintaxis y semántica de la incidencia no verbal”…
Su última entrega es “La poesía retornante de Joaquín Ortega Parra”, publicada en la Col. Azul y Tierra de la Editorial Corona del Sur (con diseño y cuidado de la edición de Carmen Peralto). En ella aborda la lírica de este escritor cartagenero adentrándose en tres de sus obras más significativas: “Morir es un estado permanente”, “Este viejo payaso” y “Sin entrar en detalles, por supuesto”. Al final de la obra también reúne unos poemas de Ortega Parra.
En las primeras páginas se adentra en los estudios realizados en torno a este escritor, sus traducciones, por ejemplo, al italiano, “Le parole addormentante (Las palabras dormidas)”, las referencias de Díez de Revenga a su obra que exalta la valía de este poeta del que considera que su expresión clara, directa, natural y sus motivos sinceros y auténticos. Y Moreno Ayora lo ratifica afirmando que es uno de los “escritores más originales, coherentes e interesantes del momento lírico actual” (p. 11).
De “Morir es un estado permanente” destaca su organización estructural, sus rasgos temático-estilísticos con su reflexión en torno al ambiente de la posguerra española y la perfecta ejecución en el uso del endecasílabo como rasgo definitorio. Es un libro en el que el autor concentra su “emoción en las reflexiones y temores negativos que suscita la vejez”, pero es un libro en el que el tiempo no se detiene y existe ese espacio para la finitud y el desasosiego. Hay un pensamiento mortuorio que está presente de forma evidente en él y su proceso crea la recurrencia a la existencia y la inmersión en el tedio y el final de la vida: “En comparación con los poemarios precedentes, en este del año 2007 llegamos a deducir que su preocupación fundamental sigue siendo la misma: rescatar con su memoria la vida que ha ido dejando atrás” (p. 26).


Antonio Moreno Ayora y Morales Lomas



Moreno Ayora ofrece también las claves de “Este viejo payaso”, treinta poemas entre los que podemos encontrar situaciones de denuncia sobre la hipocresía social y la instauración de una realidad social y política sobre la que incide de modo crítico el autor de Cartagena. Con él se retrotrae al tiempo de la infancia y recorre, a través de los recuerdos, un mundo personal y decididamente histórico. El paso del tiempo, la vivencia de la muerte, el sufrimiento… ante este premonitorio retroceso son vistos con una gran fortaleza lírica y una evocación de gran credibilidad poética. En su obra la muerte es “un pensamiento recalcitrante, repetititvo” (p. 40) afirmará Moreno Ayora, que se adentra en el análisis estilístico y pormenorizado de sus versos, explica sus reflexiones y hallazgos poéticos, el uso de los endecasílabos… y, sobre todo, la polaridad entre el pasado y el presente visto como una hora “cuyo final es irremediablemente trágico” (p. 42).
En la siguiente obra, “Sin entrar en detalles, por supuesto” incluye treinta y cinco poemas con el que quiere recordar episodios de su juventud, circunscribiéndolos a sus treinta años. Hay una pasión amorosa en ese proceso en el que se produce de nuevo una evocación de la realidad y, a la vez, una ensoñación de ese pasado. Es, en definitiva, una historia de amor con diversos ámbitos y en la que se produce una transformación y la conformación de una experiencia personal. Moreno Ayora profundiza en muchos de sus versos, acude al descubrimiento sistemático y las claves de su obra con la bondad y generosidad de la que siempre ha hecho gala. Entra en la métrica, analiza los heptasílabos y endecasílabos, los poemas polimétricos…
Concluye que Ortega Parra es un escritor de ideas fijas y fijadas repetidamente en sus textos y afirma con Sáez Fernández que es una lírica donde el tiempo, la memoria y el compromiso ético se dan la mano “en la búsqueda de unas señas de identidad forzosamente silenciadas en la España del franquismo por la pertenencia del poeta a una familia del bando republicano” (p. 63).
En definitiva, un escritor que ha sido visto con profundidad por los ojos de este crítico cordobés que establece nuevas claves interpretativas de su obra y la afirmación de la interrelación entre su obra lírica, lúcida y luminosa, y su biografía.

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